Disneyland [privado].

A todos los que lleguen a este feliz lugar: bienvenidos. El mundo de Disney es vuestro mundo. Aquí los mayores reviven recuerdos entrañables del pasado, y aquí la juventud puede saborear el desafío y las promesas del futuro. Disneyland es dedicada a los ideales, los sueños y los difíciles hechos que crearon a los Estados Unidos... con la esperanza de que será una fuente de alegría e inspiración para todo el mundo. Gracias.

Era un buen día para ir a Disneyland. Había gente por doquier: grandes y pequeños.

Sus ojos brillaban mientras se acercaba apresuradamente hasta la puerta del parque junto con Alfred. Hacía tiempo que no iba a Disney pero lo recordaba perfectamente. Estaba emocionado de estar ahí, porque había muchas cosas nuevas para ély principalmente... porque estaba con Alfred.

- ¡Vamos Alfred, date prisa! - le sonreía a su hermano mientras tiraba de su mano. Ya no había rastos de ese ambiente tenso e incómodo que reinaba en la casa del canadiense. Estaba ahí para pasar un lindo tiempo juntos y no para estar los dos sin mirarse y rodeados de un molesto silencio. Había que disfrutar y eso es lo que Matthew quería.

Detrás de Matthew iba él, pero no tan atrás que digamos.

Siempre había adorado aquél lugar. Walt y él lo habían construído colocando en Disneyland todas sus ilusiones, y habían conseguido convertirlo en lo que era en aquellos días a base de mucho esfuerzo y trabajo constante.

Pocas cosas en el mundo lo hacían sentir tan orgulloso de sí mismo como su legado al mundo (además de la General Motors, por la que pelearía sin importarle qué, o McDonalds, o...).

-¡Me estoy dando prisa!- bufó, ligeramente indignado. Canadá era incapaz de comprender que si se demoraba un poco al caminar era porque se detenía a observar cada pequeño detalle de su casa de juegos con amor, pero que además, también lo estaba viendo a él. A su hermano, que parecía tan feliz en aquellos momentos que era imposible no sentirse igual que él... Hasta se le habían ido los nervios, y para ser la primera cita y siendo él, aquello era decir mucho. Mucho.



(sry por el poco aporte; más tarde edito, que se me está haciendo tarde para ir a la U ewe...)

Se paró por unos instantes y su mirada se posó sobre el imponente castillo. No importa que tan lejos estabas de este, siempre se veía tan grande, tan hermoso. Era como estar en un mundo de fantasía sacada de un cuento de hadas. Nunca había tenido la oportunidad de entrar al castillo, no recuerda la razón, pero desde pequeño siempre tuvo la ilusión de entrar por la gran puerta.

-¿V-vamos a poder ir al castillo? - volteó para ver a Alfred y un dedo señalaba la gran estructura en la lejanía. Se sentía como un niño por lo que un leve rubor adornó su rostro. Seguramente porque esa era la magía del lugar. Donde todo el mundo era feliz y todos tenían su lugar no importa que tan jóvenes o viejos eran.

-Of course we can!- le sonrió animosamente y finalmente lo alcanzó. Le pasó un brazo por el cuello por un momento y con la mano libre le frotó con fuerza los cabellos. A final de cuentas, su hermano también seguía comportándose como el niño pequeño con el que había crecido. -No tienes que preguntarme algo tan tonto como eso, I mean, es obvio~ Podemos ir a donde tú quieras. Y comprar todo lo que quieras...

Sus ojos rodaron en ese momento, y movió un poco la cabeza. Estaba buscando algo que deseaba y sin lo que no pensaba marcharse de ahí.

-Sólo dime qué te gustaría hacer primero.

W-waaaah! Para Alfred paraaa! - aferraba sus brazos al brazo de su hermano para lograr soltarse. Logró safarse cuando su hermano dejó de torturarlo, terminando con el cabello hecho un desastre, todo emarañado. - ¡Alfreeed! - dijo a modo de regaño mientras trataba de que no lo confundan con Mufasa del rey León.

Estaba muy ansioso de estar ahí que no se puso a pensar a donde ir primero. Había un gran mapa del lugar al lado de ellos. Matthew se acercó y examinó el mapa.

-Mmmhhh... P-podemos ir a las tazas. Es el primer juego que tenemos cerca- volteó a ver a su hermano que parecía estar buscando algo con la mirada. - ¿Alfred? ¿ qué pasa?- se acercó al americano viendolo curiosamente.

-Uhm, nada.- negó, sacudiendo la cabeza, y lo siguió hasta el enorme mapa que había frente a ellos. Sus ojos vagaron por la amplia superficie a escala de su parque de diversiones y fue anotando mentalmente las atracciones a las que llevaría a su hermano conforme pasara el día. Probablemente ni siquiera tuvieran tiempo para terminar esa tarde, así que le propondría que se quedaran a dormir esa noche y las que hicieran falta. -Las tazas están bien... *supongo*.- asintió, sonriendo suavemente mientras arqueaba una ceja.

En realidad hubiera preferido algo más de acción, pero era Matthew con quien estaba y no debía de extrañarle algo así.

-Pero después iremos al World Speedway, Ok?- no había terminado de hablar cuando comenzó a empujar a su hermano entre la gente, hacia el sitio donde recordaba haber visto los juegos mecánicos en el mapa.

De repente se encontraba esquivando gente siendo empujado por su hermano.
- Esta bieeen..n-no tienes que empujarme! - casi más se cae después de rebotar en una señora un tanto voluptuosa. Se aferró de las manos de su hermano para no caerse. - N-no hay apuro. Además hay mucha gente y hay q...tener pacie...- miró por detrás del hombro de su hermano porque justo en ese instante pasaba caminando Winnie the Pooh. Matthew se ruborizó levemente.

- C-cute...- seguía con la mirada al oso que se paraba para saludar a los niños y sacarse fotos con la gente.

Sus ojos siguieron la línea de la mirada de su hermano y sonrió burlonamente.

So Mattie. Ni siquiera tuvo tiempo para extrañarse de un comportamiento así.

-Ganaré uno para ti en los juegos, OK?- le dijo, acercándose a su oído, y luego volvió a apartarse riendo entre dientes mientras tiraba de su mano. -Pero primero hay algo que quiero que tengas.

Recorrió sus alrededores con la mirada por un momento y entonces, ¡ah, ahí estaba! Se echó a correr hacia el puesto que tenía rato buscando y entonces pidió dos. Uno para su hermano y otro para él.

-Aquí está~- anunció, tendiéndole el gorro a Matthew con una sonrisa amplia y aniñada.

Sintió un latido fuerte de su corazón cuando su hermano le dijo eso. No pudo evitar sonreir, olvidándose que Kumajirou se podría muy celoso de eso. Recordó con este tipo de cosas las leía en los mangas que una vez le prestó a Japón. Matthew no era una persona que tuvo muchas citas en su vida, claro.

Una vez más era arrastrado por su hermano y claramente no sería la ultima vez. No se dejaba de preguntar que era eso que tenía que tener.

- ¿A-alfred de que hablas?- trataba de acercarse a su hermano

Finalmente el susodicho objeto estaba delante de él

- ...¿ Po..Por qué me estas dando un gorro de Minnie?- rojo como un tomate.

Arqueó las cejas.

-Para que te lo pongas, *duh*. Estamos en Disneyland, dude! ¡Es lo menos que puedes hacer!- extendió el gorro y se lo colocó en la cabeza sin delicadeza alguna, y luego dio un paso atrás mientras se colocaba el suyo. -D'aww, te va tan cute~~ -rió, burlonamente, sin hacer caso del hecho de que él también se veía bastante ridículo.

**

-Ahora, ¿a dónde dijimos que íbamos a ir? Al Speedway, ¿no?

¡P-pero es gorro de mujer!- aún así, no se sacó el gorro y miraba avergonzado el suelo. Levantó levemente los ojos para ver a Alfred y dijo por lo bajo - Te...queda lindo - se sentía tonto, excluyendo el tema del gorrito de minnie. Hay veces que no sabía como reaccionar o que decir. Sentía como Alfred le podía dar vuelta el mundo en tan sólo un segundo.

- ¿ E-eeh? Si si- no escuchó bien lo que le preguntó, así que dijo lo primero que se cruzó por sus labios. Y eso tiene sus consecuencias..oooh si, graves consecuencias.

-Por eso.- repuso, en voz baja y para sí mismo, con una risita.

Le pasó un brazo por los hombros al canadiense y, acercando su cabeza a la de él, tomó una fotografía con la pequeña cámara digital que extrajo de su chaqueta.

-Haremos post its con esto después, ¿eh? Voy a cubrir mis cosas con ellas. -rió animosamente. Y claro, tampoco pensaba desaprovecharse de la distracción de su hermano, así que le dio un beso apresurado en los labios antes de apartarse de él y volver a tirarlo de la mano, corriendo con dirección al Speedway.

No supo que páso hasta que sintió el flash que golpeaba sus ojos. Salió con una clara expresión de sorpresa en la foto. Tampoco reaccionó cuando sintió unos cálidos sobre los suyos. Fue un beso corto y sintió la necesidad de reprochar la poca duración de este, pero no pudo.

Post its...

La idea le pareció tierna y que su hermano haya dicho que quería llenar sus cosas con ella, lo hacía feliz. Sonreía animosamente, olvidándose el tema del sombrero y también que se dirigían directamente a Speedway. Fue un lapso en el que todo parecía de ensueño, en el que sentía que sólo estaban ellos dos corriendo de las manos. Veía la espalda de Alfred...y pensaba en que le gustaría ver más su rostro. Por esa razón aceleró sus pasos, quedándo a la par de su hermano. Pronto ambos pararon la marcha cuando llegaron a destino, el cual sobresaltó al canadiense.

- ¿ S-speeday?- no recordaba que habían pactado ese lugar como primera parada.

-¿Hmm? -no se volvió a mirar a Matthew. Pese a que habían llegado a su destino, estaba ahora más interesado por las instalaciones de la Space Mountain que se levantaban no muy lejos de ahí. -Dijiste que querías subir a los juegos, ¿no, Mattie?

Sonreía mientras se echaba a caminar hacia la larga, larga, laaaaarga cola que había para el área de atracciones. Tal vez cambiaba de idea fácilmente, pero no fue consciente de ello y por tanto tampoco le importó.

Ah, ahora tenía deseos de beberse un vaso gigante de Coca-Cola y comerse un hot dog.

Otra vez el cambio de rumbo repentino. La verdad no le molestaba. Hoy quería que nada saliera mal.

Estaban esperando en lo que parecía una fila sin fin. Era normal que cualquier juego de Disney tuviera esa cantidad de personas . Matthew no estaba muy seguro como era Space Mountain ya que no subió a esta atracción. Trataba de estar tranquilo y que los recuerdos de Six Flags no lo asotaran de nuevo.

-¿Quiéres que vaya a comprar algo mientras esperamos?- parecía que iban a estar un buen rato ahí- A-aunque no se si es bueno que comamos algo antes de subir - se rascaba la nuca, apenado.

Se unió a la fila con actitud al principio emocionada, pero conforme comenzaron a pasar los minutos, cada vez más impaciente. No le gustaba esperar, en absoluto, mucho menos cuando se trataba de montarse en una de esas atracciones que tanto le gustaban.

-Ya verás, será awesome.- decía, mientras se mordía nerviosamente la lengua. -La sensación del viento en tu cara, y la caída, y... ugh.- sonrió ampliamente, orgulloso de sus propias creaciones, y luego se volvió a mirar a su hermano. -¿Algo para comer? Huh, pues... se me está antojando una Coca-cola.- murmuró, con aire pensativo y el cejo fruncido. -Ah, una Coca-cola es perfecta siempre y jamás puede ser no buena, lil bro, ¿cómo puedes decir algo así?

Sorry sorry...sólo que... -bajó la voz-... yo no tuve una buena experiencia con la comida en una montaña rusa- se aclaraba la garganta para que su hermano no lo entendiera bien.- Iré a comprarte una Coca-Cola, no me tardo - se salió de la fila que avanzaba a paso de caracol, buscando algún
puesto donde pudiera comprar la gaseosa.

- Mmmh - miraba para todos lados - ¿Dónde habrá un puesto?- mientras buscaba, un Mickey y una Minnie se acercaron a él, a la vez que se empezaba a escuchar la famosa marcha de Mickey Mouse. Todos los niños que estaban alrededor al instante se pusieron a bailar. Matthew no se percató hasta que
Minnie le tomó de las manos empezando a dar vueltas en círculos.

- A-aah... ¡e-espere por favor! ¡t-tengo que ir a comprar algo de tomar!- la persona dentro del disfraz no parecía escucharle y Mickey se rodeaba de todos los niños. El gran ratón señalo al canadiense y los niños parecieron entender lo que decía, ya que salieron corriendo hacia el rubio, derivándolo casi.

-¡Wa-waaaah!

Se quedó ahí de pie por un rato en la fila, avanzando tan lentamente que los pies habían comenzado a dolerle y su cuerpo le resultó pesado.

¡No es que estuviera gordo! Seguramente sus músculos estarían molestándole... (aunque mentalmente se anotó hacer el doble de abdominales esa noche).

Rodó los ojos. Ahora que Matthew se había ido y no tenía con quién hablar, estaba aburriéndose mucho, y fue por eso que comenzó a parlotear con la persona que había detrás de él en la fila, que resultó ser un fanático de Star Wars, como si fuera la cosa más interesante del mundo (aunque en realidad a Alfred sí que se lo parecía así).

Luego de algunos minutos y tras haber avanzado un solo paso, estiró el cuello en busca de su hermano y resopló. Si Matt no regresaba pronto, iba a tener que enviar a alguien a buscarlo, sí... eso, o tendría que encargarse personalmente.

No, mejor no, tenía pereza.

Eso se dijo, pero al cabo de cinco minutos más, con el sol caliente del verano sobre la cabeza y el bochorno de estar de pie entre cientos de personas más, terminé yéndose a buscar a su gemelo hacia el puesto de refrigerios más cercanos, mientras refunfuñaba.

Ese Canadá. Ni siquiera podía comprar una Coca-cola como Dios manda.

Iba pensando en lo que tendría que decirle cuando lo encontrara, cuando vio la procesión de Mickey y Minnie Mouse y *tuvo* que detenerse.

-OMG!- exclamó, sonriendo ampliamente y uniéndose al corro de niños que rodeaba al enorme ratón de peluche. Sus brazos se cerraron amorosamente en torno a la botarga, y frotó su rostro contra la piel de felpa y plástico del disfraz. -¡¡No se lo digas a nadie, pero te quiero tanto!!

-¡¡A-alguien que me ayude!! - practicamente el canadiense esta cubierto de niños y lo único que se podía ver era su mano, pidiendo auxilio. Minutos más tarde los niños, que para Matthew eran más bien mounstros, se salieron de encima suyo para ir a bailar con Minnie.

- Auch... por unos momentos pensé que no sobreviviría - apoyó su mano sobre la cabeza y notó algo peculiar - ¿mhh? - tocó un poco más y se dio cuenta que su gorro, el gorro que le había regalado Alfred ya no estaba. Empezó a buscarlo rápidamente con la mirada. Cerca de él estaba. Se arrodilló frente al sombre y lo tomó - No...- el gorro estaba roto. Eso entristeció a Matthew. Apesar de que al principio se sentía tonto llevando un gorro de Minnie, le tomó parecio porque fue un regalo de alguien especial.

Se estaba marchando de regreso a la fila observando la Polaroid que le habían tomado junto con Mickey Mouse e iba tan distraído -y seguramente también tuvo que ver la invisibilidad de su hermano- que no se dio cuenta del momento en que tropezó con él y cayó al suelo estrepitosamente, con un chillidito que no era nada manly.

-Agh, dammit...- gimoteó, mientras se levantaba, y estiró la mano para tomar la fotografía que se le cayó al piso. Se volvió entonces para quejarse de cualquier cosa con la que se hubiera tropezado, con su mejor gesto de coraje. Fuera quien fuera, le declararía la guerra en ese momento. -What the hell are you thin-...?!- se interrumpió abruptamente cuando vio que se trataba precisamente de su hermano gemelo. -Huh... Bro??? ¿No habías ido a comprar una Coca-cola?

Buscaba una manera de arreglar el gorro. Tal vez si movía esto un poco y sostenía esto otro con la mano. Nada, el gorrito no tenía arreglo. Matthew suspiró pesadamente. El valoraba mucho las cosas que le regalaban. Apenas vio a alguien que se acercaba a él y cayó un poco para atrás cuando esa persona se lo llevó puesto al canadiense. Se sobó un poco el hombro y escuchó la voz de su hermano. Rápidamente escondió el gorro atrás suyo.

- A-alfred... y-yo iba por tu gaseosa pero..pero tuve un contratiempo. Lo siento, hermano - ocultaba mejor el gorro roto, aunque su hermano lo notaría porque no lo traía puesto.

-¿Un contratiempo?

¿Qué podría interrumpir a un hombre de su sagrada misión de conseguir una Coca? Ah, el sonido de los niños corriendo y gritando en torno a la botarga de Minnie lo distrajo, y tras observarlos con distracción un rato, terminó exclamando:

-¡Ah, seguro que has venido a verlos!- y le sonrió, señalando a los ratones con el índice de su mano derecha. -Lo entiendo, son totalmente awesome, como todo aquí~ -medio rió, sintiendo que el orgullo le inflaba el pecho como si alguien hubiera activado dentro una bomba de aire caliente que se ensanchaba lenta y deliciosamente. -Pero olvídate de ello. Si no volvemos pronto a la fila, tendremos que esperar mucho más que al principio.

El puchero en su rostro decía claramente cuánto detestaba tener que esperar.

-Anda.- se había puesto de pie y le extendió una mano a su hermano para que se incorporara también. Estaba bastante ocupado con sus pensamientos pero aún así le resultó inevitable darse cuenta de que ya no llevaba el gorro que le había entregado, pero no hizo ningún comentario al respecto.

Tomó la mano de su hermano y la otra seguía ocultando el sombrero roto.

-Esta bien, v-vamos. Te prometo que luego iré por tu bebida - le sonrío tímidamente. Aún mantenía el agarre de la mano de Alfred y no parecía tener intenciones de soltarlo.

Se quedó unos momentos pensando en decirle lo que pasó. Confiaba que su hermano se habría dado cuenta que algo faltaba en la cabeza del canadiense. No quería que Alfred pensara que lo rompió apropósito porque al principio Matthew no se mostró del todo agradecido por tener un gorro de mujer en la cabeza. Claro que después el canadiense no se quejó de tenerlo en la cabeza.

- A-alfred...