Pagando Deuda de honor al Hero! ò.o [Privado??]

Habia tenido un vuelo muy divertido con turbulencias, amenaza de choque, nubes de tomenta y demas por lo que al salir del aeropuerto quedo un poco confundido.

El ir a Estados Unidos de America habia sido en parte para conocer el pais de sus sueños y en parte para pasar un rato divertido con su ¡Heroe! (off: esta zafado...)

Camino entre las calles con mapa en mano, buscando la casa hasta que por fin despues de un rato (off: 3 horas =_=U) dio con ella y solo pudo silbar bastante impresionado.

-Asi que aqui vive Alfred...-Llevaba una mochila en el hombro llena de sus 'objetos utiles y necesarios' segun el, estaba vestido de acuerdo al clima, con una camisa casual y ligera, jeans ajustados y tenis algo desgastados. Lucia parte de su estomago mostrando su nuevo pircing en el ombligo.(Off: el ombligo de austrialia es el ombligo del mundo!(?)xD)

-Espero este en casa- suspiro ligeramente nervioso y toco el timbre esperando respuesta.


(off: kya! nunca habia venido al sub-foro de USA! bueno asumo que la casa de alfred es la "Casa Blanca" y solo vine aqui a molestar...porque user queria conocer esa casa! ò.o)

En aquellos momentos estaba demasiado ocupado jugando con los nuevos juegos de video que Japón le había regalado, así que no escuchó el timbre (que sonaba como la marcha imperial de Star Wars) hasta que hubo sonado un par de veces.

Puso la Wii en pausa y dejó abajo los controles, yendo hacia la puerta de su enorme casa a pasos largos y entre refunfuños, pensando en que mataría a quien quiera que se hubiera atrevido a interrumpir sus sagradas horas de perder el tiempo(?).

-Hello, who is it?- inquirió, hablando por el intercomunicador.

Adentro, América ensanchó sus ojos, sorprendido. Definitivamente ése no podía ser otro que Australia, y eso le hizo olvidarse de todo su mal humor.

-En seguida voy.- anunció, y luego se echó a correr hacia la puerta principal, pensando en la cantidad de cosas divertidas que el oceánico tendría para hacer con él ese día. Abrió la puerta apenas hubo llegado, jadeando en busca de aire, y lo recibió con una sonrisa ancha en los labios. -Jack!!!- exclamó, extendiéndole los brazos. -¡Que bien que has venido!

El americano retrocedió unos cuantos pasos por el impacto, pese a que ya lo esperaba, y sacudió la cabeza negativamente, cerrando sus brazos alrededor de la espalda de su invitado.

-Llegas en el momento justo, -aclaró, sin dejar de sonreírle abiertamente. -Siempre es el momento justo para ti, dude.

Luego lo miró, fijamente, y por su cabeza se cruzaron miles de pensamientos inconclusos, principalmente el hecho de que Jack Stevens era la única persona en el mundo que realmente valía la pena.

Él también se apartó del abrazo, sin dejar de sonreír, pero cuando el otro mencionó aquellos que se suponía eran sus secretos mejor guardados, frunció ligeramente el ceño.

-N-no sé de lo que me estás hablando.- masculló, no muy convencido. -No hay nada divertido que ver en el Área 51, y en mi sótano solamente hay cosas viejas... como las muñecas de Arthur

Se apartó ligeramente de él y cerró la puerta con un movimiento brusco, apoyando la mano sobre la madera. Le resultaba bastante molesto tener que ocultarle cosas a Australia, pero las decisiones de su jefe no eran algo que él pudiera cuestionar.

-Ah! Pero siempre podemos salir de cacería a Yellowstone, si te parece. O podemos ir a mi habitación a jugar con las consolas de Japón. Siempre hay algo divertido para hacer ahí adentro.- le sonrió ampliamente, intentando distraerlo.

Asintió, con su sonrisa de siempre, y se echó a andar por el pasillo que conducía de regreso a su habitación. No estaba tan cerca, y ahora que lo recordaba había dejado su juego pausado, pero no importaba. Incluso pasar el tiempo caminando se volvía divertido cuando era con Australia.

-Of course, vamos, vamos~ Tengo muchas cosas que mostrarte.

Siguió caminando un rato más, riendo ante las palabras del australiano y complaciéndolo en todo lo que podía, como dar un par de palmadas para que las luces de un pasillo se encendieran o se apagaran conforme pasaban por su lado.

-Mi casa tiene que ser igual de awesome que yo~ -sonrió, subiendo por unas escaleras mientras veía de reojo que el pelirrojo tomaba fotografías. No se percató de la que le había tomado a él, pero de cualquier forma no le habría molestado. Es más, seguramente hubiera posado para la foto con alegría.

-Ah~ Aquí estamos.- anunció finalmente, estirando la mano para abrir la puerta, y se apartó para dejarlo entrar a su cuarto. Adentro Tony sostenía uno de los controles de la Wii entre sus manitas alienígenas y los observaba con curiosidad.

Observó a Australia cuando se coló dentro de su habitación, sonriendo encantado ante cada una de sus reacciones. Ya que eran pocas las personas que realmente parecían apreciar sus esfuerzos, se sentía especialmente fascinado -por no decir que engreído- cada vez que se topaba con el oceánico y éste parecía adorar cada una de las cosas que él hacía o tocaba.

Resultaba ligeramente difícil de procesar, pero damn, cómo era gratificante.

-Eso ya lo sé, dude.- resopló, con expresión arrogante, y entró a la habitación detrás de su amigo. Movió una mano para indicarle a Tony que se acercara y lo tomó en brazos para extendérselo a Jack. -Sujétalo si quieres.

Tony estiró la mano hacia Australia y le tocó la nariz. Seguramente estaría pensando en la clase de experimentos que su raza podría hacer con él, pero no lo expresó.

Por su lado, el americano levantó el control de la Wii del piso. Link estaba saltando en el aire, pausado, y sorprendentemente notó que Tony acababa de pasar esa parte del nivel que tanto le estaba costando a él.

Bueno, después de todo era un alien, y era su mejor amigo.

-¿Qué te gustaría hacer?- murmuró, dedicando toda su atención a la pantalla una vez más.

-Todo depende.- movió el control hacia un costado con la mano, frunciendo el cejo. Volvía a centrarse en su juego, al menos hasta terminar esa parte, se dijo.

-Si estoy con Arthur, lo más normal es que me dedique a molestarlo. Pero cuando salgo con Canadá a veces salimos a esquiar o algo así... Como te digo, todo depende... Ah!- se quejó, cuando dio un salto y Link cayó al vacío con un grito. -Dammit.- ahora tendría que comenzar desde el último punto.

-¿Quieres jugar a algo? ¿O ver algo? Tengo todas las últimas películas que han salido este año!- anunció, sonriendo con orgullo, y sus ojos se volvieron hacia Jack, que aún sostenía al alien entre sus brazos.

-Uhm, el rugby.- rió entre dientes y apoyó un codo sobre su rodilla, descansando después el rostro sobre la palma abierta de esa mano. -¿A quién querías demostrarle qué tan macho eres? ¿Alguna chica?- también le gustaba el rugby, pero siempre había preferido jugar hockey con su hermano del norte a eso.

Luego se incorporó, colocando el control de la Wii sobre el piso, y echó medio cuerpo hacia atrás, buscando la pila de dvd's con la mirada.

-Esa es una buena elección. Es un poco lenta, pero es totalmente awesome! A-además Jeffrey Dean Morgan lo hizo espectacularmente en el papel de The Comedian, u know!- se puso de pie y fue al fondo de la habitación para buscar la película entre su gran estante ordenado alfabéticamente.

-Yeah, sure... quiero decir: no lo dudo. A cualquiera le gustarías.

No lo miró en ese momento, ocupado en la búsqueda de la película mencionada en el estante.

-Tienes razón. Pero te puedo asegurar que te sorprenderé mucho más con la que viene~~ Y no sólo eso... te prometo que el 2010 será awesome!- finalmente la encontró y la extrajo de su lugar, volviéndose hacia Australia con su sonrisa amplia y satisfecha. -There is it~ ¿Quieres algo para comer mientras tanto?

Se detuvo al llegar a su lado, leyendo descuidadamente la parte posterior del empaque. Aquella, desde luego, no era la respuesta que esperaba, pero no mencionó nada al respecto.

-Eso, mi estimado Stevens, es porque tienes un gusto excelente.- comentó, sonriendo con orgullo. -Aunque debo añadir que a todos les encanta mi comida, así que no sé si se trata de un hecho precisamente meritorio...- aquello último lo dijo principalmente para molestar al australiano, así que acompañó sus palabras de un tonito meloso que se reservaba sobre todo para sus conversaciones con Inglaterra. -Ordenaré algo.- anunció, estirándole la caja con la película. -Puedes ir colocando esto si gustas.

Luego salió por unos minutos de la habitación en busca de su teléfono, que seguramente habría dejado tirado por ahí igual que siempre.