Take me back to the place that I know on the beach(8) [privado]

Se detuvo por unos momentos al escuchar como se dirigía al otro país. - ¿Liet? - preguntó en seco. Ni siquiera él le llamaba de esa forma... sólo gente muy cercana a Lituania lo llamaba así... como Polonia o.... ¿Será qué...?

No, no. Ni siquiera estuvieron viviendo tanto tiempo para que se atreviera a llamarlo así... a pesar de que él...

Sonríe, - ya veo, - dijo sin añadir algo sobre lo anterior.- Así que también es un amigo que Lituania se hizo aquí. Eso lo hace todavía más interesante. Hasta yo podría darle mejor uso, uhum~

Se había llevado la hamburguesa a la boca y masticaba ruidosamente, pero lo que el soviético dijo en aquellos momentos lo hizo parar en seco por un instante, observar fijamente al otro y segundos después volver a tragar, esta vez mucho más rápido en un intento por desocupar su boca.

-¡No estés pensando cosas weird!- gritó, señalándolo con un dedo. De ningún modo dejaría que Rusia hiciera algo extraño con su querida amiga.

Cabe destacar que Rusia es amante del world whale.

- Как? - soltó, ignorando como la ballena estaba en un intento de zafarse, por lo que apretó y jaló más como si nada. - Si quieres empezar a abrir comercio conmigo, creo que sería buena idea empezar con esto, - explicó, como si estuviese hablando con alguien pequeño,- como una nueva relación especial, después de todo la que tienes ya no esta siendo tan estrechada por tu jefe.

Se ruborizó con fuerza ante la mención de su "relación especial" y arrugó las cejas, comenzando a enojarse.

-W-what?? ¿Por qué habría yo de querer una nueva Special Relationship? Y más encima contigo... no estoy tan desesperado.

Sus ojos se posaron en el rostro de la ballena, que hacía intentos infructuosos por escapar del agarre del ruso. Su heróica mente había comenzado a idear miles de planes sobre lo que debía hacer para rescatarla, derrotar a Rusia y de paso quedarse con la chica en el transcurso.

- Uhuhum~ deberías estarlo, America-kun, después de todo por fin tuviste un jefe con la sabía decisión de estarse deshaciendo poco a poco del molesto de Inglaterra, - se detuvo y avanzó un poco más en su dirección, aun con el mamifero. -¿...Y ahora qué haras?

Nunca había sentido un especial desprecio por Rusia, sino que más bien había considerado todos sus enfrentamientos a lo largo de la historia como un juego en el que siempre tenía que ganar. Pero de las muchas provocaciones que se lanzaban uno al otro cada vez que se veían, si al americano había algo que le molestaba era que se metieran con Inglaterra.

-Derrotarte heróicamente en una lucha cuerpo a cuerpo y liberar al mundo de tu maldad, claro está.- soltó, hablando lo más espontáneamente que le resultó posible, aunque la verdad era que estaba comenzando a sentirse bastante alterado.

-Ah...

Las reacciones del americano siempre le han parecido sumamente interesantes, por lo que sus oídos no pudieron ignorar el fallo en su voz. Cuando aquello pasó a través de sus oídos, dejó la sonrisa infantil a un lado para transformarla en una sonrisa suave que a primera vista podría considerarse cálida, pero el ruso tiene el don perfecto de hacerla ver fría.

-Estoy ansioso por ver como harás eso también.

-¡Ah, no me provoques!

Estaba enojado, cierto, pero en aquellos momentos sonreía, con un brillo frenético en sus ojos. Desde que se hubo terminado la Cold War no había podido divertirse en grande con Rusia, por lo que repentinamente había comenzado a sentirse bastante excitado.

-¡Si yo quisiera, podría derrotarte con una mano atada a la espalda y una roca de mil toneladas colgando de la cintura!

La excitación había comenzado a anteponerse al enojo, y nuevamente pensó en las miles de maneras en que podría patearle el trasero, rescatar a su ballena y demostrarle que era él el héroe del mundo.

Y aquél cambió en su reacción sólo hizo que el interés ahora ya no se esfumara para nada. Una emoción interna creció de la misma forma que de la del americano, sólo que no lo demostró y siguió con su misma imagen tranquila, aunque sus manos delatoras repentinamente se tornaron un tanto tensas y después temblaron ligeramente.

- Anda, hazlo de una vez, - reto con una voz un tanto grave, deshaciéndose de la nada de su habla pegajosa. - Porque yo también estoy ansioso por llevar la contraria.

Sólo había una forma de arreglar este asunto en la playa...

Entonces se quedó ahí, pensando en quien haría el primer movimiento.

Lo señaló acusadoramente con el dedo índice de su mano derecha mientras empuñaba la izquierda, cerca de su pecho.

-¡Te desafío a una competencia, aquí y ahora, para demostrar quién de nosotros es el más macho el mejor!

Sus ojos se pasearon por el amplio espacio que tenían a su disposición. La ballena y Tony los observaban a ambos con curiosidad y la comida descansaba sobre la mesa. Por un momento pensó en sugerirle un reto para ver quién de ambos comía más rápido, pero... viendo la increíblemente enorme complexión del soviético, dio por sentada su derrota apenas comenzar.

-Ah, ya sé~- Tony aún sostenía el pequeño balde de color naranja chillante en una mano, y resopló, felicitándose a sí mismo por su nueva y maravillosa idea. -¡¡Tengamos una competencia de castillos de arena!!

Aunque en parte sólo quería poder construír uno -coff-.

Observó el dedo del americano y con el mismo porte infantil subió la mirada nuevamente para mirarlo.

Sinceramente, conociendo hasta donde podía llegar su capacidad, aquél reto no le sorprendió de mucho. Sonaba divertido, lo único molesto seguía siendo el estadounidense.

- Fufu~ entonces hagámoslo así~

Él nunca había hecho un castillo de arena. Siempre había sido la nieve con la que jugaba, pero desde hacia tiempo había querido hacer un castillo de arena, y de hecho uno de sus deseos al tocar la playa había sido aquello.

-¿Cómo será?

Para cuando Rusia respondió él ya había comenzado a construir dentro de su cabeza su nueva fortaleza, que en realidad no era un castillo, sino una pequeña metrópolis de arena.

Cabeceó, volviéndose hacia el otro con una sonrisa ancha en los labios.

-El que construya el castillo más grande ganará, obviamente. Y el que pierda tendrá que ser slave del otro por un día~

Cabeceó un poco y rió.

- Está vez no podrás actuar, America-kun, estaré viendo de cerca que realmente lo hagas~

Quienes realmente lo conozcan no deberían de sorprenderles ver como sacaba su propio equipo de construir castillos de arena.

-No entiendo qué quieres decir con eso,- espetó, frunciendo los labios y cejas en una mueca burlona. -¿has estado viendo algunas de mis películas últimamente? Si es así, déjame decirte que tienes buen gusto (porque no he actuado en ninguna otra ocasión).

Tony se había acercado hasta él, llevando consigo el balde y la pala de plástico, y él se dejó caer de rodillas en cierto punto sobre la arena.

-La única regla es que no podemos intervenir en la construcción del otro castillo, OK?- sus ojos se pasearon sobre el ruso y sonrió. Parecía que había venido preparado hasta para eso.

- Uhuhum ~ Me parece bien (8)~ - dijo, mientras se disponía armar su castillo. Se hincó y empezó a alizar la arena enseguida y sin esperar una señal de comienzo. - Tampoco se vale espiar~ - añadió, cuando empezaba a tirar agua por encima y sacando la palita.

-Habla por ti.- resopló, moviéndose un poco cuando un chorro de agua de mar cayó encima del alien y él, desde el agujero respiratorio de la ballena. Había comenzado a escarvar en la arena con la palita mientras Tony recogía los restos en el balde de plástico.

Tal vez era medianamente injusto estar recibiendo ayuda mientras Rusia lo estaba haciendo todo él solo, pero igual, sentir remordimientos no era algo por lo que Estados Unidos de América se caracterizara.

-Lo tengo todo bastante claro,- murmuró, hablando con su alien mientras le daba la espalda a Rusia. -y cuando ganemos haré que el ruso diga cosas vergonzosas en voz alta y que corra desnudo por la calle.- y rió entre dientes, disfrutando anticipadamente de su pseudo victoria.

Una sombra pareciera haberse formado alrededor del ruso cuando dejó volar su imaginación. Aquella consistía en la imagen mental del Americano siendo pinchado... o tal vez hacerle vivir en su fría casa por un tiempo no le vendría nada mal.

Pasó de alto el que Alfred recibiera ayuda, no le sorprendió mucho. Sobretodo cuando siempre había sabido que América nunca llega a nada por sí solo, y eso explicaba los espías y... tomar provecho de otras cosas y...Aunque bueno, prácticamente él e Ivan hacen las mismas cosas.

- Espero que después no haya rencores al final~

Empezó a formar varias pilas, muros y esferas. Las curiosas formas eran basadas en la admirable arquitectura de su casa.

Mientras seguía en la misma tarea, giró un poco, sólo un poco su cabeza sobre su hombro para observar por la esquina de sus ojos el proyecto estadounidense.

Su castillo había comenzado a tomar una sospechosa forma muy parecida a la arquitectura de Arthur, pero también parecían algo más: las torres tenían forma de rascacielos, e incluso Tony había construído sobre una de ellas una cosa amorfa que asemejaba a un platillo volador.

Él tenía las manos completamente cubiertas de arena, deslizándolas a lo largo de una estructura de forma extraña y murmuraba en voz baja, canturreando y resoplando por la victoria anticipada.

En ese momento fue que decidí girar ligeramente el rostro, por encima de uno de sus hombros, y su mirada se conectó apenas con el rabillo de los ojos con la del ruso.

-¡Ah! ¡No hagas trampa, Rusia!~ -exclamó, con tono risueño, pero su cuerpo se movió un poco para poder cubrir mejor su construcción.